El “mega operativo” y su narrativa.
El Gobierno dominicano emitió un comunicado solemne reafirmando su “lucha sin cuartel” contra el narcotráfico, destacando que coopera con todos los esfuerzos internacionales por aire, mar y tierra.
La operación más reciente fue en aguas cercanas a la Isla Beata (Pedernales), donde se incautaron 377 paquetes de cocaína y se destruyó una lancha rápida tipo Go Fast, detectada por el Comando Sur de EE. UU.
El presidente Abinader aclaró que la destrucción de la embarcación no ocurrió en aguas dominicanas, respondiendo a críticas sobre soberanía.
El discurso oficial
La Cancillería insiste en que todas las acciones se enmarcan en el derecho internacional y en acuerdos de cooperación internacional.Se repite el mantra de que América Latina y el Caribe deben ser considerados una Zona de Paz, como si fuera un eslogan de campaña.El comunicado habla de responsabilidad compartida, determinación inquebrantable y trayectoria reconocida en la lucha antidrogas.
El lado “show farandulero”Cada operativo viene acompañado de fotos oficiales de los paquetes de droga, comunicados en redes sociales y hasta hashtags institucionales.La narrativa se vende como si fuera un capítulo de serie de acción: persecución en el mar, explosión de lancha, recuperación de pacas con logos misteriosos.En la práctica, el crimen organizado sigue operando como una multinacional del Caribe, pero el Gobierno se asegura de que el “episodio” tenga buena cobertura mediática.
Lo que no se dice tantoEl operativo fue dirigido por EE. UU., con la DNCD y la Armada dominicana entrando después a recoger los restos.La droga incautada es apenas una fracción de lo que circula en la región, pero el énfasis está en la foto del decomiso y el discurso de firmeza.La pregunta de fondo: ¿se trata de una estrategia sostenida o de un acto simbólico para la galería?
En resumen, la noticia oficial se presenta como un triunfo histórico, pero vista con lupa parece más un shor farandulero: luces, cámaras, comunicados y un guion repetido que busca proyectar imagen de control, aunque el problema de fondo siga intacto.
El rol de Faride en la seguridad
Mientras el Gobierno vende como “megaoperativo” la incautación de 377 paquetes de cocaína en aguas cercanas a Isla Beata, la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, también ha estado en el centro del discurso de seguridad.
En septiembre informó que se retiraron 460 armas de fuego de las calles del país, de las cuales 355 eran ilegales.
Destacó además una reducción en los homicidios, con una tasa de 8.08 por cada 100 mil habitantes, frente a 9.8 en 2024 y 12.04 en 2023.
También resaltó la baja en denuncias de robos, de 65,778 en 2024 a 56,333 en 2025, atribuyéndolo al Plan de Seguridad Ciudadana.
El contraste con el “show antidrogas”
Aquí es donde entra el matiz sarcástico:
Mientras la DNCD y el Gobierno montan el espectáculo mediático de la lancha explotada y los paquetes de cocaína apilados para la foto, Faride aparece con cifras más “domésticas”: armas decomisadas, allanamientos, reducción de robos.
Es como si ella llevara la contabilidad del backstage, mientras el resto del gabinete se queda con el escenario principal y las luces.
Incluso, cuando se le preguntó sobre el ataque de EE. UU. a la lancha en Isla Beata, Faride se limitó a decir que “los detalles los dará la Casa Blanca”. Es decir, en el guion del show, ella no improvisa: deja que los protagonistas internacionales se lleven el crédito.
Argumento central
Si el operativo antidrogas es un shor farandulero, Faride juega el papel de la voz seria que pone números y legalidad. Ella aparece para decir:
“Se sacaron 460 armas”
“Los homicidios bajaron”
“Incautación de cientos de Bocinas”
Pero al final, su rol también se convierte en parte del mismo espectáculo: la cifra como titular, el dato como aplauso, y la frase institucional como libreto.
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